“Fui a cubrir las agresiones policiales en las protestas de Minneapolis y me convertí en una víctima”

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Por Linda Tirado – NBC News

Durante dos mañanas seguidas me desperté y recordé que me dispararon en el ojo, por lo que ahora estoy medio ciega. No es el tipo de cosas que esperas que te sucedan aunque, debido a las exigencias de mi trabajo, supongo que siempre pensé que solo era cuestión de tiempo.

No existe una persona específica a la que se pueda culpar por este giro de los acontecimientos. Perdí mi visión en una nación sumida en los traumas y el fuego, en un sistema que toma la responsabilidad como algo discrecional, y por la acción de una fuerza policial que dispara contra multitudes y periodistas.

Soy escritora y fotógrafa, así que fui a Minneapolis para cubrir las protestas provocadas por el asesinato de George Floyd. En la noche del viernes estaba tomando fotos de las protestas y de las duras tácticas de la policía, cuando un proyectil me impactó en el ojo.

Vino del lado donde estaba la policía. En algún momento también me dispararon con lo que se conoce como un tiro marcador, un proyectil lleno de pintura fluorescente. La policía lo usa para rastrear y apuntarle a los manifestantes, aunque era difícil verme con mis credenciales de medios y mi equipo de cámara profesional y pensar que no era una periodista profesional.

Periodistas que estaban haciendo su trabajo, informando de las noticias, han sido arrestados mientras estaban en el aire, los han atacado con gas pimienta y muchos tuitearon las secuelas de las agresiones que sufrieron.

Los ataques contra periodistas, y es difícil sentir que quienes nos identificamos como prensa no estamos siendo atacados, parecen algo que podríamos escuchar sobre otro país y en otra época. Pero es 2020, y el Comité de Reporteros por la Libertad de Prensa ha tenido que emitir una declaración en la que insiste en que el uso de gases lacrimógenos, gas pimienta y la detención de periodistas son acciones que violan los derechos consagrados en la Primera Enmienda.

La primera vez que olí gases lacrimógenos fue en St. Louis, durante el verano de 2014 cuando Michael Brown fue asesinado en Ferguson, Missouri. Esa también fue la primera vez que vi cómo una fuerza policial militarizada ejercía todo su poder sobre las comunidades que juró proteger y defender.

Vi a niños afectados por los productos químicos y cuando sus frenéticas madres rompieron la puerta de un McDonald’s para conseguir leche y usarla para aliviar los ojos de los niños, vi cómo el mundo condenaba el daño a la propiedad como violencia innecesaria. Vi a la policía apuntando sus escopetas con municiones bean bag (bolsas de kevlar con esferas de plomo) a corta distancia de los jóvenes sin hogar.

Observé y, por primera vez, entendí cuánto desconocía sobre la tiranía hasta que tuve dificultades para respirar, después de que mi propio gobierno me atacó por simplemente estar en un lugar en el que pensaban que no debía estar.

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